Los fenómenos económicos que aquejan al mundo en la actualidad han ocasionado una gran inestabilidad en la moneda y en la economía interna de muchos países, principalmente en aquellos que se encuentran en etapas de desarrollo. Estos fenómenos principalmente han originado la pérdida del poder adquisitivo de la moneda, acarreando por consiguiente devaluaciones monetarias y grandes índices de inflación como comúnmente se le llama. México no ha podido sustraerse a la influencia de dichos fenómenos, con las consecuencias funestas de varias devaluaciones monetarias entre las cuales las de 1954 y 1976 ocupan lugar preponderante, y además, se ha tenido que soportar una inflación que en el año pasado (1980) fué del orden del 30%. Lo anterior ha traído con consecuencia el aumento de valor monetario en todos los bienes que constituyen el activo de las empresas, por lo que se ha hecho imperiosa la necesidad de reajustar sus estimaciones de una manera periódica.