Ante la necesidad mundial de una educación de calidad surgen diversas concepciones enfocadas a la educación temprana del niño, con el fin de desarrollar habilidades cognitivas, sociales y afectivas de manera atractiva siguiendo el proceso de desarrollo natural del pequeño. Se pretende que dicha educación tenga fundamentos teóricos con base en estudios realizados y perspectivas aplicadas a lo largo de varios años en diversos países del mundo entero. La importancia de la estimulación temprana radica en brindar al niño una oportunidad de recibir herramientas adicionales, por medio de estímulos sensitivos, para que así se intensifique su sentido de autonomía, iniciativa y competencia y se forme en él una estructura de posteriores aprendizajes organizados (Elkind, 1987; Turner y Krechevsky, 2003). En esto es esencial considerar la elaboración de un buen diseño curricular que favorezca la organización y estructuración de contenidos teórico-metodológicos, que describen los aspectos involucrados en la implementación y práctica de programas de estimulación temprana. En este diseño es imprescindible considerar el desarrollo de los pasos que Arnaz (1981) propone como ideales dentro de la planeación: a) objetivos curriculares, que son los propósitos educativos generales que se persiguen con un sistema específico de enseñanza-aprendizaje; b) plan de estudios, que es el conjunto de contenidos seleccionados para el logro de los objetivos curriculares; e) sistema de evaluación, que es la organización adoptada respecto a la admisión, evaluación, promoción y acreditación de los alumnos; y d) cartas descriptivas, que son las guías detalladas de los cursos, es decir son las formas operativas en que se distribuyen y abordan los contenidos seleccionados.